Aunque los casinos y las salas de póquer suelen diseñar sus propias directrices para la distribución de las cartas a los clientes, el procedimiento estándar es el siguiente:
El crupier es el responsable de determinar la posición del bastón (también conocido como botón) antes del primer reparto. Para ello, a cada jugador de la mesa se le da una carta, y el jugador que recibe la carta de mayor valor comienza la partida desde la posición del batón.
En el Texas hold ’em, el reparto de cartas comienza una vez que los jugadores situados a la izquierda del botón han aportado sus ciegas a la mesa. El crupier reparte una carta a cada jugador, moviéndose en el sentido de las agujas del reloj alrededor del sable, empezando por la izquierda del sable. La mano termina cuando todos los jugadores tienen cartas descubiertas.
Si al menos una carta queda expuesta hasta el punto de que cualquiera de los jugadores pueda echarle un vistazo, el crupier barajará de nuevo el mazo y empezará a repartir nuevas cartas. La misma regla se aplica en caso de que una carta se caiga de la mesa. En el pasado, esta regla tenía un aspecto diferente, y el crupier podía proceder a repartir cartas retirando la carta abierta del juego.