Este tipo de póquer es una gran opción para pasar un rato agradable con una gran compañía. Curiosamente, aquí el número de jugadores es ilimitado.
A cada jugador se le reparte una carta, que sólo los oponentes pueden mirar. Después de conocer la carta del jugador, éste puede pegársela en la frente. Es esta regla del póquer indio la que lo distingue de otros tipos populares de juegos de cartas.
El resultado de la primera ronda: cada jugador tiene una carta, pero él, a diferencia de sus oponentes, no puede mirarla. A continuación viene la ronda de apuestas, que no difiere de las reglas habituales del póquer. Los jugadores tienen la oportunidad de elegir una de las siguientes acciones: pasar, igualar, subir, retirarse.
Tras igualar las apuestas, los jugadores retiran sus cartas y determinan el ganador. En el póquer indio, gana la carta más fuerte. En los casos en que varios jugadores tienen la misma carta (por ejemplo, ambos jugadores tienen “reyes”), toda la banca se divide en partes iguales.
Este tipo de póquer es interesante porque los jugadores no ven sus cartas. Aquí no hay otras cartas, por lo que los jugadores de póquer se ven obligados a basarse en el comportamiento de los jugadores durante las operaciones y en sus emociones. Esta es precisamente la característica principal del juego. Por lo tanto, no es realista jugarlo a través de Internet. Después de todo, el jugador debe responder instantáneamente a las palabras y acciones de los oponentes.
Basándonos en lo anterior, ya no parece extraño que este tipo de juego de cartas se considere entretenido, y no profesional. Los expertos señalan que el póquer indio es un excelente simulador para desarrollar la capacidad de entender a otras personas. Muchos jugadores profesionales suelen mejorar sus conocimientos de psicología del póquer jugando al Indian póquer. Para los directivos de muchas grandes empresas estadounidenses, la habilidad para jugar al Indian poker es imprescindible.
También existe una versión mejorada del juego: el Indian poker de dos cartas, pero por alguna razón no llegó a arraigar, ni siquiera en Estados Unidos.